Las mujeres proletarias.

Me piden que ubique mujeres importantes de los siglos pasados. Me parece que existen muchas mujeres desde Inés de Suarez hasta Gabriela Mistral, pasando por Sola Sierra y Laura Allende, llegando a Michelle Bachelet por decir algunos nombres. Pero me parece importante reivindicar a esas mujeres pobres que desde la colonia han luchando por sacar adelante a sus familias. Mujeres campesinas que, con pocas herramientas, solo con los bajos salarios de sus maridos, ellas con el trabajo de una huerta precaria. Muchas veces la educación escasa, el horizonte de la miseria que atenaza y que no da tregua. Mujeres que solo tienen para dar comida y escasa ropa para sus hijos. Que ahorran peso a peso, con renuncias indecibles para que un hijo tenga educación. Esas mujeres que luego emigran a la ciudad en busca de mejores condiciones de vida. pero aquí también la pobreza, como un traje del que no pueden sacudirse también los acompaña. Ahí están en los arrabales, con infectas habitaciones, en pasajes inmundos, donde las enfermedades y las epidemias están a la orden del día, y también la violencia. Pero ya la escuela esta más cerca, ya el patrón esta más lejos para requerir que sus niños vayan al campo a acompañar a sus padres en el trabajo.

 

              La vida sigue, los trabajadores luchan denodadamente por conseguir beneficios y algo de justicia social. Al lado de ellos están las mujeres, que hacen milagros para poder sobrevivir a los dias y meses de huelga. Ahí esta la MUJER, que sigue batallando, remendando la ropa de los niños, de las niñas, lavando, pues la pobreza no es signo de suciedad y ahí hijos impecables a la escuela, los que pueden ir, los otros, a trabajar, que falta dinero, que no se llega a fin de mes solo con el salario del papá.

              Los tiempos cambian, la pobreza también. Ahora hablamos de una pobreza multidimensional. Nuevos y mas ricos, nuevos y mas pobres. Y la historia sigue su marcha, la mujer de hoy es jefa de hogar, largas jornadas de trabajo, hasta el domingo esta en la tienda, haciendo aseo, en el peaje, conduciendo un bus.

Ayer la población callampa, hoy el campamento. La vivienda es un bien escaso, no está a disposición de todos. Pensar que tenemos lugares donde las viviendas tiene 200 o más metros cuadrados, aquí solo son un trozo de madera, pero luce orgullosa la bandera chilena. Allá, departamentos diminutos, casas diminutas, y la mujer sigue batallando, realizando labores que antes no hacía, todo porque tiene que alimentar el sueños de unos hijos con un futuro mejor.

Reivindicar a una mujer importante, es significativo, pero cuantas mujeres anónimas dejamos en el olvido. A nuestras madres, que con escasos medios nos sacaron de la mediocridad, que nos alentaron, que nos comprendieron cuando les dijimos, Mamá, cuando yo sea grande te conseguiré lo mejor de este mundo. Hoy con pena decimos que no pudimos darle aquello que teníamos en mente, pues se nos fue antes de llegar a conseguir un mejor pasar.

                     Mujeres, mujeres proletarias, esas que no tenían mas que su fuerza de trabajo y su capacidad de engendrar. Mujeres, mujeres que desde su intuición veían en la educación una forma de salir de la pobreza, de desprenderse del traje maldito de la miseria y la precariedad. Mujeres, mujeres que seguirán existiendo mientras exista esta sociedad plagada de injusticia e inequidad, donde el sistema económico siga condenando irremediablemente a grandes masas de la población a la necesidad y ellas estarán ahí, como siempre, desde siempre, con entrega y amor. De las otras no hablare, de las nacidas en cuna de oro, de aquellas que tiene su destino escrito con letras de plata, también será mi homenaje, pero no será ni lo sentido ni emotivo como lo será el homenaje a la mujer proletaria, aquella que está en la población y que seguirá de pie junto a la familia, aunque ahora la familia sea solo ella y sus hijos.

                     Me apunta un colega, un estudio sobre resiliencia que aquellos que tienen esta condición, entre las cosas que permiten esta resiliencia, esta que sus madres son el referente significativo, por sobre el padre, entonces, una razón mas para el homenaje a las mujeres proletarias.